Antonio Bode inició la charla caracterizando el océano a nivel global, señalando que se trata del ecosistema más productivo, por cuanto que supone el 55% de la producción primaria mundial. Hizo hincapié también en su papel en la regulación del clima y también en la regulación de los niveles de CO2, como la principal alcantarilla de este gas por el efecto de dos bombas: una biológica que lo retira en los restos carbonatos hacia los sedimentos, y una bomba física, en forma de arrastre de agua fría que desciende y lo almacena en el fondo del océano. De este modo se retira la mitad de dióxido de carbono emitido a la atmósfera. En esa visión global del océano, enumeró también una serie de impactos señalados en el último informe del IPCC: incremento del nivel del mar, acidificación, deshielo del polo norte, merma de la salinidad y aumento de eventos extremos.
A continuación situó el océano costero como el 15% de las superficie oceánica en el que se localiza más del 50% de la población. Analizó las razones, muchas de las cuales tienen que ver con los usos y posibilidades que ofrece ese océano costero. Contextualizó ese análisis en Galicia en la que, dijo que las actividades relacionadas con el océano suponen el 70% de la actividad económica y del orden del 80% del turismo. Reflexionó sobre la relación de esas actividades con muchos de los impactos actuales del océano costero.
En el análisis de los impactos, empezó por el calentamiento. Destacó que este está siendo bastante acelerado en nuestras latitudes, en el que está suponiendo un promedio de 0,8ºC cada 30 años y que al final del siglo puede ser de 3º C, situación que puede resultar crítica para determinadas especias.
El siguiente impacto que analizó fue la subida del nivel del mar, que relacionó con el calentamiento y con el desxeo terrestre (glaciares). Señaló que en Galicia está produciéndose un aumento del nivel del mar de 2 cm. por década a lo largo de los últimos 60 años. Sobre este dato propuso la reflexión de lo que supone que un cm. de subida del nivel del mar, pueda implicar la pérdida de hasta un metro de longitud playera. En relación a este análisis, hizo también mención a que este dato se complica más con el aumento que se está observando en los temporales y en el tamaño de las olas. Dijo que esto ya se estaba teniendo en cuenta en obras públicas como se está teniendo en cuenta en el puerto exterior de A Coruña.
Sobre la merma del pH indicó que este estaba descendiendo 0,05 unidades/década desde 1975. Se refirió a los efectos de esta variación sobre el desarrollo de los organismos con esqueleto carbonato, y sobre los riesgos que puede llegar a suponer sobre la resistencia de conchas de mejillones y ostras.
Otros de los impactos que analizó fue merma del afloramiento por merma de los vientos del Nordeste. Estos vientos, predominantes en verano, tienen una orientación perfecta para retirar el agua de la superficie hacia el interior, facilitando con esta depresión en la costa, el escenso de agua frío profunda, rica en nutrientes. Dijo que estos vientos antes se mantenían durante un período amplio, de febrero a noviembre. En la actualidad se están reduciendo, posiblemente debido al cambio climático, y esto está afectando la productividad de las rías.
Hizo mención a que a nivel global también se está registrando desde el año 1958 una estratificación general debido al calentamiento del agua superficial, provocando una merma de la productividad primaria. Expuso que también se está constatando la merma de diatomeas y el aumento de dinoflagelados, algunos de los cuáles son los responsables de las mareas rojas. Este aumento de dinoflagelados también se está constatando en las rías, donde se observa una renovación más lenta por la merma del afloramiento, que coincide con el aumento de días de cierre de los polígonos por mareas rojas.
Entre los impactos derivados del aumento de la temperatura de las aguas costeras gallegas puede subrayarse la aparición de especies asociadas la aguas más calientes, entre las que ya se han identificado 21 especies de afinidad subtropical.
Finalizó la conferencia refiriéndose a otros impactos en los ecosistemas oceánicos no derivados del cambio climático. Para hacerlo se apoyó en un mapa de impactos en el océano publicado por la revista Science (2008), entre los que mencionó los vertidos, la merma de pescados predadores por sobrepesca. Contextualizando en Galicia, hizo mención a la merma del tamaño del mejillón, la merma de la almeja babosa por el aumento de la temperatura de las aguas, que ponen también en compromiso a la almeja fina, que está ya en el límite de distribución. Por último hizo mención a la merma de capturas de pulpo, parece ser qué asociado a la merma del afloramiento.